El ideal informativo de ofrecer datos de forma clara, concisa y objetiva a menudo se ve contaminado por tintes subjetivos.
La vigencia de la teoría de los géneros periodísticos es cuestionable. No sólo encontramos opinión en editoriales, artículos, columnas; también está presente en los géneros propiamente informativos.
A veces pasa de manera desapercibida y otras muchas es evidente. Estamos tan acostumbrados a la opinión en las noticias que no nos sorprende ver juicios de valor o sensaciones personales del periodista en ellas. Tampoco nos sorprende la espectacularización que acompaña la información diaria, o la caricaturización que sufren muchos de los personajes protagonistas que aparecen en nuestros medios de comunicación.
Se supone que está delimitado el espacio para la opinión, al menos eso quieren darnos a entender los principales periódicos del país y aún así ésta sobrepasa la frontera de lo estrictamente informativo.
El poder de los medios de comunicación como empresa fija un estilo intrínseco a la ideología simpatizante con el medio. Nos guste o no, es un negocio.
Podríamos decir que el de hoy es un periodismo de confusión.
No seamos pesimistas, la objetividad existe, es difícil lograrla pero no debemos desistir en el intento.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
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